martes, 5 de julio de 2016

¿Y LA PROTECCIÓN DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN?

 Por Armando Maya Castro
Agresiones como las que recientemente sufrió María Meléndrez, fotógrafa de La Jornada, indican que en México falta mucho por hacer en materia de libertad de expresión  (Foto: La Jornada).

Los recientes atentados contra la libertad de expresión nos llevan a preguntarnos, por enésima vez: ¿qué debemos hacer para proteger la libertad de expresión y evitar la violencia contra las personas dedicadas a investigar e informar? La ciudadanía se ha venido formulando esta pregunta desde hace varias décadas, sin que el legislativo haya logrado la creación de leyes efectivas, que fortalezcan la libertad de expresión y pongan fin a los ataques en contra de este derecho humano.

Las bases para la creación de leyes protectoras de la libertad de expresión –que abarca la libre expresión de opiniones y la libertad de informar– fueron puestas en Francia desde hace más de doscientos años. Me refiero a la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, proclamada por la Asamblea General francesa, el 26 de agosto de 1789. 

Hablar de esta declaración es hablar del primer documento que reconoce públicamente las libertades de opinión y expresión, tal como lo consigna el artículo 11 del documento en cuestión, el cual dice textualmente: “La libre comunicación de pensamientos y de opiniones es uno de los derechos más preciosos del hombre; en consecuencia, todo ciudadano puede hablar, escribir e imprimir libremente, a trueque de responder del abuso de esta libertad en los casos determinados por la ley”. 

La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, que estuvo inspirada en la Declaración de Independencia de Estados Unidos (1776), sirvió de base e inspiración a posteriores declaraciones, entre ellas la Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 10 de diciembre de 1948. El artículo 19 de ésta consagró la libertad de expresión en los siguientes términos: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”. 

Hace lo propio el artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, estableciendo, entre otras cosas, que “Nadie podrá ser molestado a causa de sus opiniones”; y que “Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; este derecho comprende –agrega– la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección”. 

Otros tratados internacionales que protegen esta libertad fundamental son: la Convención sobre los Derechos del Niño; la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial; la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José); la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, entre otros. 

En el caso específico de México, tenemos como garante de la libre circulación de las ideas y de la información al artículo 6° constitucional, el cual establece que "la manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, la vida privada o los derechos de terceros, provoque algún delito o perturbe el orden público; el derecho de réplica será ejercido en los términos dispuestos por la ley. El derecho a la información será garantizado por el Estado". 

A pesar del peso e importancia de los tratados internacionales ya mencionados, así como de nuestra Carta Magna, los ataques a la libertad de expresión en nuestro país son el pan nuestro de cada día. Ejemplo de ello es la reciente agresión a María Meléndrez, fotógrafa del diario La Jornada por parte de policías de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México. Le presentó a continuación el testimonio de la reportera gráfica agredida, quien fotografiaba un operativo policial frente al número 5 de la calle Monte de Piedad, en el Centro Histórico de la Ciudad de México”: “Me jalaban y empujaban entre varios policías para que no tomara fotos, a pesar de que me identifiqué como periodista de La Jornada. Uno llamó a las mujeres policías, quienes también me jalonearon mientras me amenazaban con que me llevarían detenida. Yo les dije que sí, que fuéramos para ver de qué me iban a acusar, porque yo estaba haciendo mi trabajo”, relata la fotógrafa. 

Este lamentable caso nos lleva a levantar la voz para exigir a las autoridades de gobierno una actuación enérgica, que ponga fin al hostigamiento contra la libertad de expresión, así como a la impunidad que rodea a varios de los atentados en agravio del ejercicio periodístico. 

Twitter: @armayacastro 







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